El día AyR
El pasado sábado fue un día muy especial: se casaban dos personas maravillosas, dos grandes amigos y también compañeros de fatigas y aventuras a las que unió este mundo loco de proyectos, precipitaciones, días sin horarios… Y entre pedidos, planos y presupuestos se convirtieron en el mejor equipo.
El pasado sábado una parte muy importante de nuestras vidas, una persona a la que en gran medida debemos que Trevisani sea lo que es, estaba preciosa, radiante y más feliz que nunca. Y nosotros estábamos allí para compartir y disfrutar de esa felicidad. Y nos alegramos con y por ellos.
Y el Pazo de Adrán fue testigo de un fantástico encuentro con muchos amigos, personas con las que hemos trabajado mano a mano y con las que también compartimos muchas horas, ilusiones, prisas y risas. Personas que aunque tomaron rumbos muy distintos, forman parte de la intrahistoria de Trevisani para siempre y que han dejado su poso en nuestro presente; desde aquella nuestra primera oficina en General Pardiñas, o en el Pombal, en aquellos tiempos no tan lejanos en los que empezamos a hacer posible lo imposible.
El pasado sábado no fue el día D; fue el día A y R. Y fue perfecto. ¡Os queremos!